A lo largo de la historia, el color dorado ha simbolizado la abundancia, la riqueza y el poder, siendo el oro uno de los metales más preciados y acuñado en monedas como "valor patrón". Sin embargo, la fascinación por el brillo dorado ha trascendido su relación simbólica con el poder y la riqueza. El "dorado sabio" representaba un espectro de colores que elevaba los espíritus a estadios superiores de conciencia, mientras que los alquimistas creían que el oro era el metal más perfecto y contenía una "esencia vital" única. Para ellos, el proceso de transformación de los metales era un reflejo de la transformación interna del alquimista y la transformación del plomo en oro era una metáfora de la transformación del alma humana de la oscuridad a la luz. El dorado también representaba los halos que los santos portaban en sus cabezas, era el color de la manzana de la discordia que portaba Eris, los orbes solares que llevaban algunos dioses egipcios como Ra, o la piel de Chaitania en India. Antes de su valor comercial, los pueblos de la América precolombina también utilizaron el oro con fines espirituales y ceremoniales, mientras que el uso del espectro de color dorado se ha utilizado en instrumentos de viento y percusión a través del latón.
Espectro dorado es una performance de José Venditti y Marta Verde que explora la experiencia mística del brillo dorado a través de luz, imagen y sonido.Los artistas crean una propuesta audiovisual que explora los matices del espectro del oro; del oro molido al bruñido, del dorado crisólita al dorado latón, buscando dónde surge la conexión humana con el brillo más allá de su relación simbólica con el poder y el dinero.En el plano sonoro, trabajan con instrumentos en su mayoría de latón, en una intersección de géneros que van desde el free jazz, la electrónica deconstruida, y la experimentación sonora.
Katarina Gryvul es una compositora y artista sonora ucraniana cuyo trabajo mezcla desde sonidos clásicos orgánicos a la electrónica ambiental. Para esta edición del festival, llevará a cabo una performance colaborativa creada junto al artista digital peruano Alex Guevara.
Un espectáculo cargado de catarsis y liberación emocional, una experiencia intensa y envolvente, en la que los visuales distorsionados reflejan la naturaleza fragmentada y caótica de Alex, mientras que la música de Katarina, que utiliza grabaciones de su respiración agitada y ansiosa de los primeros ataques de pánico que experimentó cuando Rusia invadió Ucrania, proporciona una liberación catártica que nos permite procesar y traducir estos acontecimientos.
Hace ahora seis años, Sonic Boom dejó su residencia en Inglaterra para mudarse a Portugal, en parte para estar un poco más cerca de Panda Bear. El insólito duo se conoció a través de MySpace hace casi 10 años, cuando Panda Bear manifestó su agradecimiento a la antigua banda de Sonic Boom, Spacemen 3, en los créditos de su clásico Person Pitch, a lo que Sonic Boom respondió con su propio agradecimiento.
Ese fue el germen de una asociación duradera: Sonic Boom mezcló y coprodujo una serie de lanzamientos de Panda Bear, empezando con Tomboy en 2011 y muy especialmente en Panda Bear Meets the Grim Reaper de 2015.
Reset es su primer lanzamiento conjunto. Inspirado en la colección de vinilos de los 50 y 60 de Sonic Boom, las canciones de "Reset" son tan pegadizas y brillantes como todo lo que Panda Bear o Sonic Boom han hecho en sus propias trayectorias y sirven como testimonio del poder de la complicidad y la colaboración.
Pantis es el proyecto musical de Rubén Domínguez, realizador audiovisual y músico -Telephones Rouges, Chicharrón, etc.- nacido en O Grove y residente en Madrid. En su música conviven las visiones deformadas de la aldea y la naturaleza, la emoción frenética y una oscuridad mecánica, por momentos próxima al synth-punk o o motorik. Editó los discos Pranto (2016) y Baldíos (2019) y, en la actualidad, está grabando su tercer disco. También forma parte de Prenom junto con la artista visual Mar Catarina, un colectivo orientado a la creación audiovisual experimental y a la micro-edición musical.
Los artistas Cynthia Alfonso y Óscar Raña comenzaron a trabajar juntos en 2017, y desde entonces no han parado de compaginar proyectos de cómic, animación y pintura. El núcleo de su obra en común lo constituye Rapapawn, estudio de animación experimental desde el cual trabajan una abstracción geométrica que se despliega fotograma a fotograma, apoyada a menudo en relaciones entre forma, ritmo, línea y color; así como en distintos engranajes conceptuales que refuerzan su imaginería.Trabajaron junto a artistas musicales como Holy Fuck, Dan Deacon o Cola; para empresas como WeTransfer, Bandcamp, The New York Times, MOOG o Givenchy y para festivales como Best Kept Secret en Holanda o Animario en Madrid. Su trabajo expositivo se pudo ver en Mountain Analogue (Seattle), en DEMO- It's nice that (Amsterdam), Narcohumanisme (Bòlit, Girona) y en otras ciudades como Madrid, Vigo o París. Su obra videográfica fue galardonada con el ASME Awards - Best Digital Illustration; con su trabajo para The Marshall Project o el premio a mejor animación en el festival Kinomural (Polonia), entre otros.
Niño de Elche Canta el Cine Mudo. Con Miguel Álvarez-Fernández, Emilio Pascual Valtueña, la concha, un andaluz, el perro y un sacerdote.
Un cine-concierto, comisariado y producido por SACO con la participación de Filmoteca Española donde el cantaor envuelve musicalmente dos joyas del cine surrealista: La concha y el clérigo de Germaine Dulac y Un perro andaluz de Luis Buñuel.
Pertenecientes a la corriente vanguardista del surrealismo, las dos películas de esta sesión comparten también otra característica: la colaboración entre un director y un artista. En el caso de La Coquille et le Clergyman, el poeta Antonin Artaud, y en Un perro andaluz, el pintor Salvador Dalí, crucial para la estética del filme de Buñuel, aportando una gran carga plástica.
Sobre este proyecto, el artista explica: “Buñuel siempre ha sido un personaje que me ha llamado la atención, y siempre ha estado abierto a poder ser hackeado. Germaine Dulac y Buñuel son dos figuras muy heterodoxas, y tanto Un perro andaluz como La concha y el clérigo tienen algo de sado y de perversión erótico-sexual presentes en mi producción artística más allá de que el surrealismo te permite hacer todo”.
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